Todos los días del afligido son difíciles; Mas el de corazón contento tiene un banquete continuo. (Proverbios 15:15 RVR1960)

Existen dos maneras de ver y enfrentar las situaciones adversas que se nos presentan en nuestro diario vivir:

  1. Aceptarlas y esperar que lo peor puede ocurrir.

  1. Creer que Dios tiene todo bajo control.

Diariamente enfrentamos nuevos retos.  Desde que abrimos nuestros ojos a un nuevo amanecer, y contemplamos los brillantes rayos de sol que se asoman en nuestra ventana, ya desde ese preciso instante estamos a la expectativa de lo que pueda ocurrir en ese día.

En nuestras manos está la posibilidad de que nuestra agenda sea fructífera o no.  Son nuestras actitudes las que marcan la diferencia de vivir una vida proyectada en lo que Dios quiere para nosotros, o por el contrario, ajenos al plan de Dios; viviendo una vida desordenada, sin un destino, sin una meta trazada y con un corazón lleno de resentimientos porque las cosas no han salido como esperábamos.

Por qué hay individuos, hoy día, que no avanzan, que están estancados, que no ven frutos en lo que hacen?  Por qué hay tantas personas que siempre están atravesando el mismo valle de lágrimas?  Por qué actualmente, se ha propagado, a gran escala, una de las enfermedades más dañinas actualmente:  la depresión?

Hay una diferencia abismal entre una persona afligida y aquel que siempre tiene un corazón contento:

El de corazón alegre ha tenido calamidades, ha sufrido penalidades, ha pasado por el dolor de la prueba, probablemente ha sido menospreciado…..  Pero a pesar de todo, no ha dejado de alabar a Dios, de darle gracias por todo y en todo.  Ha sabido perdonar y no guardar rencor.

El de corazón gozoso siempre está a la expectativa que lo mejor está por venir a su vida.  Cree en Aquel que es poderoso y nos bendice más allá de lo que podemos pedir o entender.

Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, (Efesios 3:20 RVR1960)

En nosotros está la capacidad de hacer que las cosas se tornen a nuestro favor porque tenemos un Dios que no tiene límites cuando se dispone a bendecirnos.  Todo depende de la medida de fe que hay en nuestro interior.

Que nuestros ojos y nuestro corazón estén siempre fijos en la Roca inconmovible de los siglos.  Pueden venir dificultades, pueden venir huracanes, pero nunca ceses de alabar al que vive para siempre.

HAY UN BANQUETE CONTINUO PARA TI!

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